Banco Nacional de España: Tu único banco y el de todos los españoles.

(…) Aunque el edificio ha sido sobrecargado en cien veces su resistencia y multitud de grietas en sus elementos de sustentación amenazan con un desplome inminente, los gobiernos del mundo, igual que en su día hizo Guillermo III de Orange, esperan que el SFI les siga financiando su negligente gestión. Tal indignidad nace no sólo de su incompetencia, sino también de la corrupción de la casta política profesional, que no duda en ponerse al servicio del SFI a cambio de alguna gratificación dineraria.

El edificio se cae. Y lo peor es que, si no somos conscientes de ello, va a pillarnos a casi todos dentro. Lo primero para salvar la vida en caso de derrumbamiento de un edificio es escapar a la calle y no volver a entrar, dormir al raso, bien lejos de la zona de proyección de los cascotes. La metáfora se traduce en mantener todo nuestro dinero fuera de los bancos, en papel moneda o invertido en metales preciosos. Para su conservación fuera del alcance de los amigos de lo ajeno, y me refiero a los bancos más aún que a los ladrones, están las cajas de seguridad y los sistemas de alarma.


Una vez fuera de la zona de peligro, hay que advertir a gritos a los aún habitantes del edificio poco avisados y a los transeúntes despistados que deambulan por las proximidades para que se alejen de la zona de riesgo. Y luego exigir cada quién a su gobierno respectivo que el edificio corroído sea dinamitado —con thermite a ser posible, con lo mismo que el SFI mandó derribar las Twin Towers en 2001— y en su lugar se construya otro de acero estructural de alta resistencia. Y eso es la metáfora de la nacionalización integral de la banca no sólo española, sino europea. Nuestra predicción a medio plazo (que coincide con la de algunos centros de estudios, que prevén la nacionalización de 50 importantes bancos en Europa este año) y nuestro deseo a corto es que Europa entera nacionalice la banca. Un solo Banco Central Europeo suministrará todo el dinero necesario a los bancos nacionales, que operarán en sus territorios respectivos en régimen de monopolio.

Creemos, al igual que Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía por su teoría de la información asimétrica —judío por cierto, como casi todos los que entienden de verdad, para bien o para mal, de finanzas y monetarismo—, que una banca nacional es el mejor ente para financiar a particulares y empresas, y el más sólido lugar donde depositar nuestros ahorros(2). Millones de los recientemente estafados con las acciones preferentes de sus bancos ‘de toda la vida’ darían cualquier cosa por poder atrasar el reloj y depositar sus ahorros en una simple cuenta corriente del Banco de España.

Cuando un banco estatal emite dinero, por ejemplo para financiar una inversión pública, lo hace en nombre de todos nosotros, los ciudadanos. El dinero emitido es de nuestra propiedad desde el momento de su misma creación en idéntica cuantía para cada español, tanto si es rico como pobre. Es decir: si el Banco Nacional de España emitiera 45.000 millones de euros para invertir en infraestructuras, supondría que ha creado 1000 euros para cada español, pero no los ha repartido, sino que los entrega al Estado en su nombre para que éste los transforme en carreteras o en vías de ferrocarril que serán de todos ellos. Así, cada euro que se crea ex-novo lo es en justicia natural. Por eso, no solo los banqueros, sino todos los ricos en general se ponen granas de ira cuando oyen hablar de tamaña ‘locura’. En vez de ese justo sistema, prefieren los pudientes que sean los bancos los que creen el dinero de la nada, multiplicando el realmente existente por 50 y lo presten a interés al Estado o los particulares y empresas para que éstos, a su vez, lo inviertan. ¿A quién se le ocurre que este sistema pueda conducir a otra cosa que al expolio absoluto de un país a largo plazo? (…)

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